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viernes, febrero 17, 2012

Recordando Leyendas: The Legend of Zelda. The Wind Waker

Era la época de estreno del popularmente llamado "cubo" de Nintendo, cuando leí en cierta revista sensacionalista de entretenimiento electrónico de "N" tendencia, que un nuevo juego de Zelda estaba por llegar a dicho sistema. Al mirar las iustraciones, la primera impresión que vino a mi mente es "carajo, todo está volviéndose caricaturesco e infantil". Los trazos de colorido relleno que daban forma al mundo de Zelda: Wind Waker en esas páginas, me parecieron un tanto absurdas, tomando en cuenta que la franquicia llegaba al nuevo milenio con un exponente considerado "uno de los mejores, si no es que el mejor, juego de todos los tiempos" decían varias revistas especializadas en el tema, así como sitios del naciente internet: The Legend of Zelda Ocarina of Time.


Para el momento en que finalicé por primera vez dicho título, casi un lustro después de su lanzamiento, no podía más que pensar en lo grande que fue esa experiencia, en lo maravilloso que había sido recorrer esas extensas locaciones y descubrir una historia emotiva que, para mí, en ese entonces significó mi inmersión total al mundo de los videojuegos.


Aunque en el pasado había jugado algunos clásicos del NES y SNES, así como los hits del momento del N64, nunca me había sentido totalmente conmovido por una historia que no estuviera plasmada en un libro o filme. Digamos que Mario y sus amigos no daban mucho para sacar lágrimas, Killer Instinct, Goldeneye o incluso el glorioso A Link To The Past no eran precisamente algo por lo cual sentirse aflijido o tenso, más allá de la desesperación por avanzar al siguiente nivel, encontrar la llave en turno, o derrotar al siguiente rival.
Ocarina Of Time cambió eso totalmente y me hizo notar que ciertos momentos, llamémoslos así, "humanos", pueden ser plasmados en la historia de un videojuego, claro con las limitaciones técnicas de la época.
Por eso mismo, creí que al darle a Wind Waker ese aspecto caricaturesco, toda esa magia y cúmulo de sensaciones, abandonarían la saga. Dios, que bueno que me equivoqué.


Luego de un tiempo sin probar consolas, adquirí a finales de la primera mitad de la década pasada, el ansiado Game Cube. Cubierto por la sombra de la brutal avalancha de ventas del PS2, yo tenía fe en que Nintendo daría algo para recordar. Dado que adquirí el sistema algo tarde, casi cuatro años después de su lanzamiento, era difícil encontrar algunos de los títulos de los primeros años, nuevos, o por lo menos en buenas condiciones. Y así fue que en ese mágico lugar llamado tianguis, me hice de una copia de un Wind Waker en muy buen estado. No era muy común para la gente de las afueras del Distrito Federal, visitar esas grandes tiendas de videojuegos que prácticamente cobraban por respirar el aire de la sucursal. En fin, luego me enteré que tenían dos copias nuevas, pero yo ya poseía una.


Mi primera impresión al mirar la pantalla con el juego en movimiento fue: "La puta madre que parió a estos cabrones...¡es bellísimo!" Mis injurias lanzadas hacía un lustro atrás habían sido borradas con un cálido y contundente sentimiento de impresión. Es verdad, los personajes y el ambiente en general tienen un aspecto caricaturizado, ¡pero diantre, son encantadores! Así me embarqué al lado del King of Red Lions en la Travesía por ese extenso océano,que por momentos parecía no tener fin.


Es un Zelda en toda la regla y para mi gusto el que posee el sistema de combate que más me agrada. ¿Recuerdan el Laberinto del Salvaje? Esa serie de cuartos donde íbamos eliminando enemigos a diestra y siniestra para obtener un mapa de la trifuerza y una pieza de corazón; pues este lugar fue una fuente inagotable de entretenimiento para este servidor. Una vez que tenías todos los ítems era genial probar cómo matar a tal o cual enemigo de una forma distinta.


La trama en general me pareció muy buena, rescatando elementos argumentales ligados a Ocarina of Time, que claro marcó un punto de referencia de ahí en adelante. La sensación de estar en un mundo donde puedes navegar con toda libertad y disfrutar de una sensación de tranquilidad e inquietud por la aventura, no tiene precio. Conservo ese sentir, simplemente magnífico.


El villano y su final fue algo que me sorprendió; dotar al "malo" de elementos más "humanos" para batirse en un duelo a muerte con nuestro Héroe de los Vientos, me ha parecido una sensación superior a varios títulos más recientes. ¿Quién se iba a imaginar que Ganondorf era una especie de Samurai con dos espadas y con una habilidad letal? ¿Quién se iba a imaginar que el encuentro decisivo sería en lo más alto del Castillo de Hyrule, con ese momento apocalíptico en que el mar, con su estruendoso sonido y su dramático avance, complementa a la perfeccion un final épico, de epopeya diría yo?
He de confesar que en el momento en que el Rey se despide de tí, estirando con resignación su brazo sin intentar alcanzarte, a la vez que su imagen desaparece entre el azul impío del agua, no pude contener las lágrimas.


"Mi compañero en esa aventura inolvidable, lograste hacerme reír y llorar, salvaste mi vida y yo sólo te veo morir frente a mis ojos, no tengo más que decirte ¡gracias! por brindarnos un futuro, por permitirnos seguir disfrutando de esta vida, por brindarme tus sabios consejos y tu compañía."


Hace casi diez años, deseé con todas mis lágrimas y mi corazón frente a esa imagen, que este mensaje fuera el que entendiéramos todos al finalizar esta ventura. ¿Por qué? Porque a final de cuentas las historias reflejan los deseos más lejanos y anhelos más profundos de los humanos.
Una década tiene que derramé lágrimas por el final de una historia tan conmovedora, y hasta hace menos de una hora ha vuelto a pasar. Recorrí nuevamente ese mundo mágico al que nos transportamos con ayuda de la magia creativa de esos nipones responsables de Zelda.


Lo único que me queda decir es que las sensaciones y emociones nunca pasan de moda.
Aunque las masas embriagadas de brillantez técnica y tecnología de punta lapiden en vida a Nintendo, por ser la compañía más resagada en cuanto a la "potencia" de sus consolas, por ser la que más caros mantiene los precios de los juegos a través de los años y por ser la que menos sorpresas nos ha dado en estos últimos momentos de la presente generación; yo aplaudo con toda mi fuerza en mi habitación convencido y agradecido por lo mágico y misterioso que resultó ese viaje al que me ha sumergido Zelda Wind Waker, sus maravillosos personajes, su particular estética y su inolvidable historia.


"He sembrado las semillas del futuro"

:)