A inicios de la presente generación, Sony presentaba un
shooter en primera persona como estandarte de la PS3. Resistance era el nombre
de dicho juego y si bien no representaba ninguna innovación en cuanto al
género, sí rescataba mecánicas que habían quedado olvidadas debido al impacto
que en esas fechas tuvo el primer Modern Warfare.
El título nos puso en la piel de un soldado llamado Nathan
Hale, quien debido a una extraña circunstancia, puede regenerar su salud al
ingerir un compuesto extraterrestre, propio de las quimeras. Éstas, son una
raza extraterrestre que originalmente habitó el planeta Tierra antes que los
humanos y han venido a reclamarlo.
Con este simple trasfondo, Insomniac Games inició una saga
representativa no sólo de la consola de Sony y, para mi gusto, de la generación.
Como ya mencionaba, el juego es un shooter en primera
persona, que brinda una bocanada de aire fresco después de la avalancha de
clones de Resident Evil 4. La mecánica, totalmente arcade afortunadamente, nos
da la posibilidad de cargar hasta 8 armas, la mayoría con particulares modos de
disparo secundario, que diferencian este shooter de otros. Tenemos en nuestro
inventario un rifle que permite seguir al enemigo incluso si no estamos
apuntando hacia él; un sniper que ralentiza el movimiento para disparar con
mayor precisión; un lanzamisiles que frena el disparo para redirigir la carga
hacia otro objetivo, entre otras cosas. Además podremos hacernos de granadas
con espinas, de plasma (o algo así) y los clásicos cocteles molotov (letales
incluso contra extraterrestres).
Sin duda las armas y sus funcionalidades son el aspecto más
destacable de este Resistance: Fall of man, pues ampliar el abanico de
posibilidades para exterminar enemigos, brinda dinamismo y diversión a la
travesía; bien por los desarrolladores al dejar de lado esas tendencias que
pretenden imprimir “realismo”, al restringir la capacidad de carga a 3 armas.
¿En serio gente? Se supone que un juego es para divertir. A muchos no nos
importa si nuestro personaje tiene bolsillos sin fondo para cargar un arsenal
entero, si nos van a regalar variedad que extiende las posibilidades de hacer divertido
un shooter.
La salud de nuestro personaje no se auto-regenera como en
cierto título de tintes bélicos, sino que evitaremos el Hades al recoger
cápsulas que regeneran nuestra barra de vida, un aspecto que seguramente no
agradó a los jugadores más jóvenes, pero que es de agradecer por los vejetes de
la vieja escuela.
Los escenarios son cumplidores, sin destacar de manera
espectacular en algún apartado, aunque sí es de notar el ambiente opresivo y
sombrío que hay a lo largo de la aventura, pues va bien con toda esta temática
de exterminio de la humanidad a manos de unos sangrientos y desalmados aliens.
El juego enfatiza mucho en la decadencia de la raza humana
al mostrarnos lugares arrasados por la guerra y sin población alguna; edificios
desolados, oficinas abandonadas y calles con apenas automóviles. En general,
las ciudades completamente fantasmagóricas son el telón de fondo. Y no podían
faltar las instalaciones extraterrestres, que conservan el tono macabro de la
experimentación y nos muestran ese lado “feo” de la ciencia, aderezadas con
algunos humanos viajando a través de conductos con líquido extraño o cápsulas
de conversión.
Desplazarnos por los escenarios es una experiencia lineal y
sin opciones de exploración. No digo que esto sea malo, pues es un shooter
pasillero en toda la regla, que tiene momentos de acción asombrosos. La
precisión en el manejo de nuestro arsenal resultará fundamental para sobrevivir
a las torpes, pero molestas quimeras soldado. Y es que hay momentos en los que
nos diremos “¿de verdad esto es así de fácil?”, para luego dar un salto de
sorpresa debido a la cantidad de balas que abarrotan la pantalla dando muerte a
nuestro personaje.
Existen unas pocas misiones en las que nos desplazaremos en
vehículos sin ser esto especialmente sobresaliente, más bien sólo se usan como
excusa para un par de escenarios, pero nada que influya notablemente en el
gameplay.
La inteligencia artificial no es especialmente desafiante y
bastará con cubrirse bien y disparar con precisión para llevarnos con calma
toda la travesía.
Los jefes del juego no son el clásico villano al final del
nivel, más bien son sustituidos por batallas aleatorias con soldados más
grandes y mejor armados, que van auxiliados de la tropa común. La fórmula
cubrirse-disparar preciso, es la panacea para deshacernos de estas
descerebradas alimañas.
En general el juego no es difícil para aquellos que conocen
los menesteres del shooter old school, pero para las nuevas generaciones
acostumbradas a tener checkpoints cada diez pasos, auto-regeneración de salud,
munición casi infinita y enemigos que se entregan solos, seguramente hallarán
desalentador y hasta frustrante este juego. Lo que me gustaría decirles es que,
antes, los juegos se superaban con habilidad y sobre todo práctica. Pocos
títulos de ahora le exigen al gamer que lleve al límite sus capacidades; a
pesar de que Resistance: Fall of man no es uno de ellos, sí que será un reto
por encima de la media a la que estamos acostumbrados en los últimos años.
En conclusión, el primer título de la saga cumple y nos
entrega un título entretenido y con distintas posibilidades de eliminar a los
enemigos, gracias a la variedad de armas que podemos cargar y utilizar en
cualquier momento.
Resistance 2 da seguimiento a los acontecimientos del primer
juego, con un Nathan Hale integrado totalmente en la fuerza militar que combate
a las quimeras, concretamente en un grupo de élite llamado “Los Centinelas”. Y
este enfoque militar es el que predomina en todo el juego, sin ahondar
realmente en el ambiente de camaradería y cediendo el protagónico al belicismo.
El gran “pero” de esta segunda parte es la omisión total de
los elementos que diferenciaron al primer Resistance de los demás shooters: la
cantidad ingente de armas que podíamos cargar y el hecho de recoger cápsulas
para restablecer energía. Ustedes tal vez dirán “ese par de detalles no pueden
hacer la diferencia”, ¡maldición vaya que sí!” La teoría que pasa por mi cabeza
es que este título se “callofdutyzó” debido a la tremenda popularidad de los Modern
Warfare por entonces. ¿Y qué nos queda luego de este desmembramiento de
elementos en el gameplay?, cargar con tres armas máximo y auto-regeneración de
vida con tan sólo cubrirnos de los disparos. A pesar de esto, el título se
salva por un par de aspectos que, a mi parecer, superan al original: los
escenarios y los jefes.
Ahora tendremos más variedad en los niveles al momento de
enfrentarnos a los enemigos, con coberturas y elementos destructibles
posicionados de manera más inteligente; ambientación superior en todos los
lugares donde nos paremos y, por lo tanto, mayor inmersión y goce del post
apocalíptico momento que vive la humanidad; pero lo mejor de lo mejor son los
final bosses, gigantescos, desafiantes, con los clásicos patrones a seguir pero
no por ello sencillos. Algunos de estos realmente aprovechan la ambientación y
se mezclan con ella para lograr batallas memorables (no los quiero spoilear,
pero el jefe “marino” me pareció genial).
En general la fórmula jugable no dista mucho del primer
título: shooter en primera persona en el que tendremos que ir sorteando muchos
enemigos y eventualmente alguno muy grande para avanzar a la siguiente zona y
hasta el jefe de nivel; si bien es cierto que nuestra capacidad de carga se ha
visto mermada considerablemente, las armas siguieron una evolución lógica e
incluso hay algunas nuevas que aportarán ese toque “irreal” que todo arcade trae consigo.
Sin mucho qué decir sobre este título, será la última vez
que veamos a Nathan Hale, pues un final inesperado nos aguarda y con él, la puerta a la conclusión de esta
singular franquicia de Sony.
Pero antes de ir a la última entrega, no olvidemos al
hermano menor de la PS3, que a mi parecer entregó un título destacable perteneciente
a esta saga.
Resistance: Retribution vendría a confirmar que la PSP tiene
en su catálogo muy buenos shooters a pesar de la limitación de no contar con un
segundo stick.
Ahora somos James Grayson, miembro de la armada inglesa, que
luego de ver cómo su hermano es infectado por el virus quimera, no tiene más
opción que pegarle un tiro. Tiempo después es condenado a morir por razones que
la neta no recuerdo; y en ese preciso instante, una mujer perteneciente a la
resistencia le pide su ayuda para buscar lo que parece ser la única cura del
virus quimera.
En cuanto a los controles en la portátil, se realizó un
estupendo trabajo al incluir una mira semi-automática en una retícula que se
posiciona en el enemigo que se ubique en dicha área; los botones del lado
derecho se encargan del apuntado manual, que al ser ajustados en velocidad de
desplazamiento y con un poco de práctica, suprimen totalmente la necesidad del
auto-apuntado.
Aquí sí se ha respetado el espíritu inicial de la saga y
podremos cargar varias armas, al igual que granadas de varios tipos. El disparo
secundario sigue presente y la sensación de cargar una más pesada que otra,
también.
Contrario a lo que pudiera parecer, el juego no es fácil.
Los enemigos a pesar de no contar con una inteligencia artificial
sobresaliente, sí que nos pondrán en apuros cuando sean muchos y, por ende,
suelten inmisericordes y ridículas cantidades de disparos. Están desde las
clásicas quimeras soldado, las medianamente armadas y más chonchas, unas que corren hacia ti como
kamikazes para explotar con el objetivo
de dejarte en trozitos y hasta una quimera “goliath” que es como suena:
grandota y fuertota.
Los niveles en general están bien planeados aunque no gozan
de tanta variedad como en las versiones de sobremesa. Los modelados son buenos para ser una portátil
aunque la ambientación es muy descolorida y poco detallada, sin embargo, en los
últimos niveles nos regala algo más de diversidad en los escenarios.
Los efectos de sonido y disparos son bastante fieles a sus
hermanos mayores y no desentonan en nada.
Se han incluido un par de fases en vehículos que no están
nada mal y se agradece, pues maximiza la experiencia.
Por otra parte, el personaje principal se lleva las palmas
con su bien construida personalidad. James Grayson constituye al “badass” por excelencia:
es hábil y letal, es impulsado por un sentimiento de venganza, tiene problemas
para seguir órdenes de sus superiores y cuenta con un temperamento difícil de
olvidar, pues frases como “olvidé decirte que me importa una mierda” o “no he
tenido quejas sobre mi trabajo” son desde ya, para mí, clásicos imperecederos
en un entorno videojueguil donde los personajes sobresalientes son minoría.
Al conectar este Resistance: Retribution con el Resistance 2
desbloqueamos el modo infectado (Grayson con el virus quimera) y algún traje o
arma nuevos, un par de extras que nos regalan algunas horas más de juego.
Además de la posibilidad de jugar el título de PSP con el control de PS3.
Este título de la
portátil es, sin duda, un obligado para los fans de los shooters y de la
acción. No decepciona en nada y si crees que el control será un lastre, dale
una oportunidad y verás que no.
Finalmente, llegamos a la tercera parte numerada, cuarta de
la saga.
Resistance 3 está ubicado unos años después de la segunda
parte y nos pone en la piel de Joseph Capelli, ex miembro de “Los Centinelas” y
ex compañero del difunto Nathan Hale. El protagonista es parte de un grupo de
personas que prácticamente sobreviven a los constantes ataques de las quimeras,
quienes han tomado el control de prácticamente todo el mundo (osea, para
efectos prácticos, de gringolandia). De
algún modo un científico sobreviviente del segundo juego te comenta que puede
formular un antídoto con la sangre de Hale y tú debes escoltarlo hasta New York
para ganar la guerra (sí, lo sé, muchas elipsis).
Este juego, en mi humilde opinión, es el mejor de toda la
saga. Retoma los mejores elementos de los dos primeros juegos: una muy buena
cantidad de armas que puedes cargar, la recuperación de la salud a base de
cápsulas de energía, los escenarios variados y detallados, las batallas
geniales contra jefes gigantescos y por si fuera poco, añade un elemento RPG,
pues ahora tienes la posibilidad de mejorar tus armas mientras más las uses,
¡el sueño de todo fan de los shooters! ¿Dices que la escopeta es un arma que
hasta un granjero puede tener? Qué tal si dispara balas incendiarias. ¿Por qué
el rifle estándar tiene tan pocas balas y es tan lento? Úsalo mucho y tendrás
entre tus manos prácticamente una mini gun. ¿Una revólver es demasiado old
fashion para ti? Qué tal uno con un disparo secundario que permite detonar una
bala en el momento que creas pertinente. O que tal un arma que suelta un
infeccioso virus que, luego de un instante, hace explotar al pobre desgraciado
que fue rociado con él.
En fin, este aspecto le brinda una rejugabilidad brutal al
título, pues es interesante ver qué función tienen las versiones evolucionadas
de cada arma.
Si nos vamos a los escenarios, se ha superado lo realizado
en los juegos anteriores, con una estructura que te permitirá ciertos niveles
de exploración y usar el sigilo a través de algunas rutas alternativas, aunque
siempre está la opción de dirigir el plomo a tus enemigos de frente y sin
preguntar.
El nivel de detalle está notablemente mejorado respecto a
los títulos anteriores y destaca especialmente el tratamiento que se le ha dado
al conjunto gráfico que, sin apelar al realismo extremo, logra destacar con
personalidad propia.
La variedad de lugares que visitaremos esta vez me ha
gustado más: un barco a través de un canal, cavernas subterráneas, bosques,
poblados rurales, fábricas abandonadas, ciudades en la nieve, etc. De verdad,
Insomniac se ha volado la barda con el viaje que debe realizar Capelli.
Como mencionaba anteriormente, se maneja una escala
excelente en las batallas contra los jefes finales, que tienen elementos
distintivos para, esta vez sí, decir que hemos pasado al jefe de tal o cual
área; el desarrollo de las batallas es variado y podremos valernos en algunas
ocasiones de elementos destructibles del propio escenario.
Esta vez los efectos de las armas han sido mejorados y la
“naturaleza” extraterrestre está bien plasmada en las animaciones de las
mismas. La vistosidad de las balas del Bullseye, la letal ráfaga del Precision
o el cuerpo congelado y en trozos de un enemigo luego de acercarse mucho a
nuestra munición criogénica. Vistosidad para contemplar los escenarios es lo
que nos regala este juego, además de la espectacularidad de las batallas donde
se juntan muchos soldados, en escenarios enormes, con balas yendo de aquí para
allá; todo esto genera un frenetismo constante que mantiene los niveles de
adrenalina a tope. Por supuesto que habrá momentos apacibles, pero será en
menor medida.
El apartado sonoro sin ser espectacular, se mantiene ahí
para brindarnos tensión, alarma, duda, incertidumbre, etc.
Una de las mejores campañas que un shooter en primera
persona debiera tener, sin duda pertenece a este Resistance 3, con todo lo que
se requiere para sobresalir de entre esa montaña de juegos de disparos que
invadieron la presente generación.
Hace poco salió una recopilación que trae los 3 títulos de
PS3. No hay excusa para no disfrutar salvando a la raza humana de estas
abominaciones armadas.
En conclusión general, esta es una excelente saga de
disparos que no te puedes perder si eres propietario de un PS3.
¡Viva la Resistance!
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